lunes, 13 de diciembre de 2010

Grenoble, la joya francesa de los alpes


Esta semana nos adentramos en los Alpes, para conocer una ciudad francesa un tanto desconocida, pero no por ello desprovista de encanto: Grenoble. A través de una crónica del viaje que realicé a la ciudad hace un mes, conoceremos más detalles de esta joya gala.



El pasado mes de noviembre visité la ciudad de Grenoble. Alberga un importante campus universitario, en el cual se encuentra un amigo terminando sus estudios, Guillermo, al que fuí a visitar. A mi llegada quedé asombrada, pues las vistas de los alpes son espectaculares.

Se trata de una ciudad universitaria con una tecnópolis importante, cerca de Lyon y de la frontera con Suiza e Italia.

Es de importancia histórica crucial porque, aunque poca gente lo sepa, en sus alrededores se encuentra el lugar dónde empezó la revolución francesa. Éste es el castillo de Vizille, con unos maravillosos jardines a su alrededor y el museo de dicha revolución. Merece la pena visitarlo

El monumento más conocido es el teleférico con forma de huevo que sube a la bastilla, construido para los juegos olimpicos del año 1968, celebrados en la ciudad. En mi segundo día de estancia no dudé en probarlos. Aunque con un poco de vértigo, el viaje fue maravilloso, pues las vistas son incomparables. El recorrido termina en la bastilla, desde dónde se puede disfrutar de una vista maravillosa de la ciudad. El paseo por los alrededores de la bastilla es fácil para los que no esten acostumbrados al atletismo y recomendable tanto desde el punto de vista historico (los refugios militares se extienden por la montaña) como naturalista y paisajistico (¡se pueden comer hasta moras salvajes!). Los más valientes o menos pudientes pueden subir a la bastilla por el camino a pie donde es muy comun hacer jogging (solo para profesionales bien preparados).


Si eres una persona deportista y amante de la montaña, Grenoble es tu ciudad por excelencia: situada en un valle está rodeada por pistas de ski, de ski de fondo, de raquetas, de senderismo, de rafting, de espeleologia. Me comentó Guillermo que para esquiar la mejor pista es Les 7 Laux.

Aunque hay que destacar que las de Vilard de Lans y Lans en Vercors también son buenas.

El tercer día visitamos el monasterio de San Michele, en las cercanías de Grenoble. Me pareció impresionante, además de que tenía un gran interés por conocerlo porque sirvió de inspiración Umberto Eco en "El nombre de la rosa".


De lo que mayormente disfruté en la ciudad, aparte de la grata compañía de mi compañero de viaje, fue de la comida. La comida mas tipica son la fondue, la raclette y la tartiflette, platos de montaña con mucho queso y mucha grasa para aguantar los duros inviernos. Aunque por los ingredientes que utilizan puedan parecer simples, el resultado es realmente exquisito. Un restaurante muy recomendable de este tipo de comida es "A confesse". Si se prefiere una comida menos pesante se puede recurrir al restaurante "Tarteline" especializado en tartas que ofrece un menú que consta de ensalada de primero, tarta salada de segundo y tarta dulce de postre, con algunas variedades realmente deliciosas como la de chocolate y naranja o chocolate y pera. No podemos olvidar tomar chartreuse (licor típico de la región) y absenta (fue inventada aquí).

Por último, si eres fan de los comics, Grenoble es tu ciudad. Yo no me considero una fanática, pero realmente la tienda "Momie Folie" (francés) me fascinó. En ella no sólo encuentras cómic manga, el mas popular, sino también una grandísima cantidad de autores galos.

A mi regreso a España no eché de menos el frío de los Alpes, pero si el encanto que lo envuelve y lo hace incomparable.

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